EL VELO EN IRÁN Y EL DESNUDO FEMENINO EN OCCIDENTE
- Gabi Castellanos
- 30 sept 2022
- 3 Min. de lectura
Desde el 16 de este mes (sept., 2022) en Irán han ardido las protestas por la muerte de Mahsa Amini, joven de 22 años, a manos de los guardias iraníes que patrullan las calles de Teherán para eliminar la “inmoralidad”, y que la arrestaron por llevar mal puesto el velo obligatorio, el hijab. Aunque no hay cifras ciertas, se piensa que más de 40 personas han muerto durante las protestas, y cientos más han sido encarceladas.
Mientras el mundo entero observa las protestas y la represión, quisiera que pensáramos en la ideología “moral” que sustenta la prohibición de mostrar la cabellera femenina en Irán. Las mujeres, según los fundamentalistas de varias religiones, son culpables del deseo lujurioso que provoquen en los hombres. Ellas son vistas, no por sí mismas, sino por su efecto en los hombres. Supuestamente, ellos no pueden contenerse ante la belleza femenina (en una cabellera, o en otras partes de la anatomía) y por eso los varones cometen adulterio o fornicación, o inclusive violaciones. Esta idea la expresaban muchos padres de la Iglesia Católica siglos atrás, y sigue viva en las mentes de algunos fundamentalistas cristianos de hoy. Eva es la raíz de todos los males, pues por ella fuimos expulsados del Paraíso. El pobre Adán no pudo contenerse cuando le ofrecieron la manzana.
Quienes en nuestro lado del mundo condenan esta ideología basada en la misoginia, en el odio a las mujeres, a veces caen en la hipocresía de alimentar la ideología contraria, que en realidad se basa en el mismo odio, en el mismo desprecio. El cuerpo femenino sirve para vender cualquier cosa, desde un automóvil hasta un caramelo, y los hombres que se solazan observándolo cuando se les ofrece en formas provocativas, demuestran su virilidad, su fuerza. Ellas, igual que en la “moralidad” iraní, no son vistas como seres autónomos, con valor propio, sino en relación con la forma como las ve un varón.
Por su parte, muchas mujeres, que no tienen fácil acceso a los puestos del poder, a los lugares donde se maneja la riqueza y se toman las decisiones, si tienen juventud y un cuerpo atractivo, pueden usarlos para obtener muchos beneficios. Y así a veces progresan, aunque los mismos hombres que las utilizan de un modo u otro las desprecian.

Como lo expresa una canción popular, “Talento de televisión”: “Ella no tiene talento pero es muy buena moza”. Así se refuerza la idea de que si una mujer bella logra éxitos, probablemente carece de talento: “su palanca fue su cuerpo y no su valor”, cantaba Willie Colón (y lo cantó también Celia Cruz). Y además, con estas actitudes se dejan intactas las estructuras ideológicas basadas en la dominación masculina.
Pienso en Marilyn Monroe, en su famosa foto desnuda, en la que según ella misma, “lo único que tenía puesto era Chanel No. 5”. Marilyn explotó su sensualidad y llegó a ser muy famosa, pero nunca consiguió verdadero respeto como actriz. La vocecita infantilizada que ella cultivaba, y que les parecía tan sexy a muchos hombres, al mismo tiempo conducía a verla como menor de edad en inteligencia.
Obviamente, no se trata ni de prohibir los desnudos ni de promoverlos. Se trata de promover el valor y la autonomía de las mujeres en sí mismas y por sí mismas. Y eso lo necesitamos tanto en Irán como en Colombia, en Arabia Saudí o en Estados Unidos. En el mundo entero.
تعليقات